miércoles, 4 de abril de 2012


GUSTO POR LA LECTURA
Siempre he defendido mi tesis de que se lee por  gusto y difiero con aquellos que se atreven a proferir el concepto de "hábito" porque considero que un hábito es una tendencia mecánica para realizar alguna acción. Por ejemplo, se habla de un "hábito" para lavarse los dientes, es decir, se lavan los dientes tres veces al día de manera mecánica después de haber ingerido alimentos o simplemente cuando nos levantamos, comemos y antes de acostarnos, lo que convierte a esta acción  en un ciclo repetitivo que pierde su razón de ser. O el "hábito" de lavarse las manos; cuando nos lavamos las manos  lo hacemos de manera mecánica sin pensar objetivamente en su funcionalidad, sabemos que las manos las debemos lavar o antes de comer o después de ir al baño.  Pero no aplica cuando ingerimos comida en un puesto ambulante y pedimos una torta o unos antojitos  y vemos cómo la persona que atiende no se lava las manos después de haber recibido dinero que lleva impregnados en su textura unos cuantos microbios que pueden causarnos daño. Y vuelve a despachar y vuelve a recibir dinero, tres, cuatro veces antes de que nos atienda; hasta que dejamos nuestras monedas para pasarle los microbios a otro. Estoy seguro que quien despacha quizá, tenga el "hábito" de lavarse las manos después de terminar su jornada de trabajo. Comemos por gusto y el "hábito" de lavarse las manos pasa a segundo término  porque  en ese momento no estamos conscientes de su verdadera finalidad. 
En cambio el gusto por hacer algo trasciende más allá del simple hacer pues representa una   manifestación más libre y condicionante de la naturaleza humana. Por ejemplo, nos compramos una camisa porque nos gusta la tela, el diseño, la comodidad o la marca y no lo hacemos como un "hábito" de vestir; o, quizá, tomamos un café en compañía de un amig@ porque nos gusta disfrutar de ese momento especial y único; lo mismo sucede si tomamos una cerveza o un buen vino, cuando comemos una rebanada de pastel o cuando compramos un cd de nuestra música favorita. Lo hacemos porque nos gusta y no por "hábitos" de consumir o comprar.  Punto. Así que la lectura debe realizarse por y con gusto. El día que descubramos esto y nos apropiemos de este concepto tendremos una visión diferente de la lectura. Y entonces leeremos por gusto y no por "hábito". Como quien toma un café. 

5 comentarios:

  1. Con la lectura pasa algo parecido a lo que nos ocurre con el amor, con los amigos entrañables y a lo que también sentimos con algunos objetos, lugares y recuerdos que nos acompañan a lo largo de toda la vida, esos que van cambiando con nosotros, que se van transformando y adquiriendo nuevos significados, pero que permanecen.
    La lectura estuvo siempre. Cuando éramos muy pequeños a través de las canciones de cuna, un poco después llegaron las rimas, los cuentos para ir a dormir, las adivinanzas, los trabalenguas, las rondas.
    Poco después de esa primera infancia la lectura comenzó a transformarse en algo diferente en algo frío y formal.
    ¿Qué fue lo que pasó entre ellas y nosotros? Porque tan distintas comenzaron a sonar que parecían de otro idioma, no el mismo con el que reíamos y llorábamos porque las palabras nos conmocionaban y nos ayudaban a sentir el mundo, no solo a conocerlo, a vivirlo también y, por supuesto, algo muy parecido nos ocurrió con los libros.
    Con aquellos primeros libros que guardaban historias que queríamos escuchar una y mil veces sin cansarnos de oírlas y de leerlas adivinando los misterios que escondían las letras, las imágenes, la modulación de la voz de la abuela, la mirada, los gestos, los silencios... Todo aquello era una ceremonia de emociones; un encuentro con el placer, un placer sensitivo, humano, transformador que nos dibujaba sonrisas o gestos de miedo, tristeza, intriga, amor, enojo, impaciencia, desilusión ...
    Así llegó un momento en que los libros se transformaron en objetos aburridos, forrados de azul, con etiqueta, con muy pocas o feas ilustraciones, libros que no se podían leer en el piso, ni prestar, ni dibujar, ni sentir como propios pero eso sí, había que leerlos igual, teníamos el deber, la obligación de leerlos, para aprender, para saber.
    Pero la fuerza de la imaginación nos hizo encontrar una estrategia: el de las lecturas a la hora de la siesta; esas escondidas, secretas... pudimos recuperar las lecturas elegidas o recomendadas pero no obligatorias, sino por placer.
    Todos los que podemos recordar algún maestro que nos permitió leer sin culpa lo que nos gustaba podemos ayudar, acompañar a nuestros hijos o alumnos a relacionarse con los libros.
    Debemos promocionar la lectura, no como un mandato vacío, no como un hábito útil, no como un deber escolar. Sí como un placer, sí como un encuentro con uno mismo, como una forma de ejercer la libertad personal, de crecer internamente, de alimentar el poder de la imaginación.

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  2. A continuación me permito dar respuesta, aunque sea parcial, a las preguntas más frecuentes que suelen formularse los padres de familia cuando desean alentar el hábito de la lectura en sus hijos. Aclaro que las respuestas parten de mi experiencia personal y docente, sin embargo, no son las únicas posibles, ni funcionan tal si fueran recetas milagrosas, puesto que la lectura, como cualquier proceso vital es, una experiencia única, que hay que experimentarla directamente.
    ¿Qué leer?
    Necesitamos de los textos literarios, además de periódicos y textos académicos y escolares, dotar a nuestro intelecto de los necesarios para hacer que el sentido lúdico, imaginativo, presente en la literatura, traspase nuestra vida y nos ayude a mirarla y afrontarla con la audacia que requieren los tiempos actuales.
    Si de niños se trata, debemos considerar la edad y sus intereses.
    Se han establecido cuatro etapas con relación a las características psicológicas de los niños y sus preferencias literarias:
    Etapa de libros ilustrados (de 1 a 5 años)
    Etapa de los cuentos fantásticos (de 5 a 8 años)
    Etapa de cuentos realistas (de 8 a 11 años)
    Etapa de historias de aventuras (de 11 a 14 años)

    ¿Cómo leer?
    Según el tipo de libro que tengamos en las manos, será la estrategia que pongamos en marcha. No debemos leer de igual modo un libro científico que uno literario, ya que el propósito y la naturaleza de uno y otro son distintos

    A los niños hay que enseñarlos a leer en voz alta para que gocen el sonido de las palabras, para que se oigan a sí mismos en la representación de otro; hay que fomentarles también la lectura en silencio para que desarrollen el poder de la concentración; hay que motivarles a la lectura dramatizada para que socialicen con otros compañeros o miembros de la familia.

    Cuando leamos para nuestros hijos necesitamos hacerlo jugando. Lancémosles preguntas a propósito de la lectura, preguntas inferenciales que les hagan pensar la respuesta; Hay que lograr que el libro sea una fuente de comunicación entre padres e hijos.

    ¿Cuándo y dónde leer?
    Aunque resulta ideal que comencemos a leer desde la más temprana edad, esto no quiere decir que quienes no lo hicieron así ya hayan perdido la oportunidad de adquirir el hábito y los beneficios de la lectura. Se puede empezar a cualquier edad, a partir de las formas más diversas y con los libros que se deseen.

    Leer con los niños, en particular, debe ser una tarea sistemática en la familia y en la escuela.

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  3. Yo creo que una buena manera de crear gusto por la lectura en niñ@s es que nos vean leer a los adultos, ya que ellos aprenden lo que ven, no se vale ponerlos a leer "a fuerza" mientras nosotros vemos la tv. A mi me funciona: cuando yo leo por las noches, mi hija de 4 años aunque aún no sabe leer, también va por un cuento y lo cuenta basandose en las imagenes ;)

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  4. Esta muy claro eso de que leer, como leer y cuando y donde debo leer. Pero en realidad como docentes se esta haciendo lo correcto con los alumnos?
    Tengo en mi memoria el recuerdo de mis maestros de "PRIMARIA" que son los que nos dan la educación fundamental para el resto de nuestros días.Ellos me enseñaron a leer correctamente y, al saber hacerlo le tome un mayor gusto a la lectura. Da tristeza ver como hoy en día llegan alumnos a niveles como Secundaria o Bachillerato y no saben leer, y es mas triste saber que algunos maestros no ponen todo de su parte para para ayudarles, al contrario dedican mas tiempo a la política o a su vida personal que a lo que realmente debería ser importante dentro de una escuela: los alumnos.

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  5. Estoy de acuerdo por que la lectura debe ser por gusto y no por obligación inclusive va de la mano hasta con el estado de animo cuantas veces no hemos leído una y otra ves un libro y sin embargo la interpretación es diferente o nos formamos un nuevo concepto sin embargo la lectura nos proporciona muchos elementos positivos, aumenta nuestra creatividad,la imaginación,aumenta nuestro vocabulario,da seguridad a la hora de expresarnos nos da independencia y libertad de expresar lo que queramos
    cgl

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