¿QUE PASA CON LAS TAREAS?

Generalmente se ha considerado que las tareas son actividades que permiten consolidar la información que se genera dentro de las aulas y en el espacio en que los alumnos permanecen en ellas, también, de alguna manera, son una especie de control que tienen los padres de familia acerca de lo que sus hijos van haciendo diariamente.

La importancia de las tareas, se ha dicho, finca responsabilidades mayores entre quienes las hacen pues permiten ir moldeando ciertas actitudes que van desde la disciplina, la responsabilidad, la autonomía, la capacidad de investigación, la organización del tiempo, entre otras.

Pero en los últimos cursos se ha detectado el incremento de un fenómeno educativo que, según unos, afectan posiblemente el rendimiento escolar traducido en mejores notas y, de acuerdo a otros, se da porque los estudiantes simplemente ya no encuentran atractiva esta actividad de extensión escolar sin que afecte su rendimiento y si, en cambio, desde la percepción docente permea sus logros.

Son, indudablemente, numerosos factores que inciden en este fenómeno en proceso ascendente; desde la carga excesiva de tarea en algunas asignaturas que no es evaluada al día siguiente por el docente quien  con un vistazo rápido intenta darle una valoración para dejarla inconclusa. Una razón más puede ser la tendencia de la tarea  como un ejercicio memorístico y repetitivo que desgasta y cansa al alumno como emisario final de una actividad académica no relevante para él.

Un argumento sumamente manejado es aquel que hace referencia a la falta de apoyo por parte de los padres de familia hacia las áreas escolares en referencia a las ocupaciones que hoy en día realizan los mentores en busca de mejores condiciones económicas en detrimento de la atención hacia sus hijos en las mencionadas tareas.

Y si todo esto pasa y sigue pasando y continuará sucediendo, entonces…. ¿Qué hacemos como profesores?

La queja ya está ante los directores, ante las autoridades de la escuela, ante los mismos padres y siguen los alumnos sin hacer tareas.

¿Alguien ha mencionado hasta donde la culpa puede recaer en los profesores?

Algunos comentarios hechos por los propios alumnos reflejan una situación que es poco tratada en donde se tiene que tratar, en la reflexión y autoevaluación de la práctica docente. “Deja mucha tarea y no la revisa” “Con un ejercicio que falte dice que  no cuenta ” “Dice que la tarea la debemos hacer para enseñarnos a responsables en las cosas que hacemos y luego él mismo no la revisa” Si le pregunto acerca de algo que no entendí responde que no pongo atención” “Cuando termina la clase pregunta que si  entendimos y como sabemos que se molesta ya mejor ni le preguntamos” “La clase la hace súper aburrida y pues la verdad no me interesa y no pongo atención a sus trabajos” “Entre más sean los ejercicios los aprenderán mejor, eso es lo que nos dice y nos deja muchos ejercicios y al otro día solo califica a dos o tres” “A veces deja mucha tarea y ya ves como la haces y te desvelas o te tardas haciéndola y al otro día el profe no se presenta que dizque porque fue a una junta” “Algunas veces hago la tarea y no me califica y cuando la de malas no la hago me llama para revisarla y ahí es donde me dice que no cumplo y que si sigo así voy a reprobar”

Entonces, ¿¿Qué hacemos con las tareas??

Una propuesta, quizá, en principio descabellada sea aquella que dice que más vale una clase bien dada que tres tareas mal hechas y poco revisadas. En efecto, si el profesor realiza  actividades que interesen a los alumnos  dándole el tiempo necesario a los contenidos y aprendizajes esperados con una continuidad en las diferentes sesiones éstas contribuirán a lograr mejores resultados dentro del aula con la participación de todos en un proceso de socialización del aprendizaje logrando que poco a poco la tarea deje de ser el problema medular y motivo de regaños y reprobación.